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Porque sobre lo ideal, se ha escrito demasiado.

Soberbios, followers & cia

miércoles, 23 de julio de 2014

INTOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN

No siempre se consigue lo que se quiere, y os lo digo yo que siempre acabé teniendo todo lo que quería, material o emocionalmente hablando.

Intolerancia a la frustración, eso es lo que tengo. Esto hace que no tenga una capacidad de recuperación emocional tan potente y rápida como quisiera. Me cuesta pararme a analizar la situación cuando alguien desbarata mis planes para buscar nuevas alternativas, digamos que las emociones me juegan una mala pasada, y se apoderan de mi parte consciente y racional. 

Siempre he considerado el dolor como algo innecesario y horrible, perfectamente evitable, pero una vez más estaba equivocada. Es necesario pasarlo mal y sufrir un poquito para aprender a valorar correctamente las cosas que tiene la vida. Que un anochecer significa que a las horas, volverá a salir el sol, y que si este no hubiera salido una vez más jamás volvería a anochecer. 

También creo que tiene que ver con mi falta de paciencia. Nunca me ha gustado esperar, y me gustan las cosas inmediatas y bien hechas. La verdad, es que estoy entrenando mi paciencia últimamente, sobre todo en terreno emocional, porque me he dado cuenta de que esto de ir siempre un paso por delante, hace que de haber alguna piedra en el camino, la primera que caiga, y se de la hostia más dolorosa sea yo. Estoy aprendiendo a ir sobre seguro, a frenar mis impulsos y a dejarme llevar menos de lo que solía hacerlo. Y si soy sincera, ni es tan divertido, ni produce la misma adrenalina, pero a largo plazo es lo más factible.

Puede que la idealidad con la que pienso en el futuro ha hecho que sea aún mayo esta intolerancia a la frustración. Soy la primera que dice que las posibilidades de que algo pase son inversamente proporcionales a las ganas que tengas de que pase. Sí, soy de esas que dice que no deseando que sea que sí "para llevarme la sorpresa" si es así, y sino para ir preparada para una negativa, aunque para que nos vamos a engañar, nunca voy preparada.

Dice wikipedia sobre esto: "Las personas con baja tolerancia a la frustración, al tener una sensibilidad excesiva hacia todo aquello que sea desagradable, no toleran contratiempos, molestias o demoras en la satisfacción de sus deseos y no soportan ningún sentimiento o circunstancia desagradable. Frecuentemente albergan sentimientos de ansiedad, tristeza, agitación, resentimiento, humillación y enfado. Se victimizan y culpan a agentes externos de lo que les pasa."

Y sí, puede que sea una definición bastante exacta sobre mi, pero aún no sale mi foto al lado. Aunque la verdad es que si que sé solucionar problemas, a mi manera. Que no será la más correcta, y tampoco os la voy a contar porque a mi me funciona y no es cuestión de que me la explotéis y deje de servirme, ya lo siento por aquellos que esperaban que les contara lo que hace esta cabecita para acabar consiguiendo lo que desea.

Pero soy así, no creo que sea tan rara, me gustan las cosas rápidas y bien hechas, y estrenar pijama, también me gusta un montón. 

lunes, 14 de julio de 2014

Melón, sandía y piña.

Odio que me tomen por tonta. No sé, es algo que siempre he odiado, porque peco de muchas cosas menos de estupidez. 

Odio cuando no me contestan. No tengo paciencia, nunca la he tenido, y desgraciadamente me temo que nunca la tendré. Tampoco me sirve que me vendan excusas. El haber sido durante tanto tiempo la reina de la mentira, hace que no me fíe ni de mi sombra, y hago bien. 

Odio los domingos, sobretodo los de otoño que son los que más pican cuando no tienes con quién compartirlos. Y no es que quiera estar sola, o que no lo quiera estar... No trato de buscarle un razonamiento a mi soltería simplemente creo que a estas alturas de la película, tengo que aprender a aguantarme yo misma un miércoles para después dejar a alguien que me aguante un domingo.

Ah, y que se me olvide justificar un texto también me da mucho por el culo.

Siempre he detestado que me llamen continuamente por mi nombre "Marina, escucha... Ya Marina pero... Joder Marina..." el pensar en mi tantas veces seguidas hace que tenga ganas de morder, y sin ningún tipo de connotación sexual, más bien animal, instinto asesino más que de supervivencia.

Odio cuando evitan responder a mis preguntas, y sobretodo cuando mi subconsciente hace que de más información de la estrictamente necesaria. Verborrea lo llaman, lengua inquieta y cerebro sin filtros lo llamo yo. Odio a las personas que hablan demasiado, pero odio aún más a aquellas que hablan demasiado poco. Como las expectativas, que nunca se cumplen porque siempre las tengo muy altas.

Odio a los pelirrojos. Bueno no es que les odie, es que siempre me han dado mal rollo, no puedo evitarlo, lo siento en el alma. Y no me fió ni un pelo de la gente con ojos claros, ni de aquella que no es capaz de aguantar la mirada, o la aguanta demasiado, llegándome a intimidar. No me gusta ni el techno, ni ningún tipo de chunda-chunda en general (exceptuando alguna que otra noche a horas intempestivas de la madrugada de la que apenas guardo o guardaré recuerdos...)

Odio la lluvia cuando me pilla por la calle, el viento y los coches amarillos. Los estampados de cuadros, los jeans negros y los zapatos blancos. Detesto llevar el pelo recogido, el color verde y a los asesores de imagen. No aguanto a Pink ni a LP por alguna extraña razón y desde hace algunos meses. 

Odio las parejas que van cogidas de la mano. Si mi ex pudiera dar fe de ello, sabríais que no es porque no tenga con quién sino que siempre me ha dado la risa.  

Pero si hay algo que odio, son las ganas que tengo de besar a ese gilipollas. De que me haga reír hasta que me duela la tripa y de insultarle. De ponerme roja y volverme frágil y tímida, antes de que se me olvide mi nombre y solo sepa pronunciar el suyo. De que me haga sentir estúpida, y de escuchar su voz, aunque como siempre, de eso no voy a cansarme. Odio querer levantar una ceja porque siempre consigue sorprenderme. Odio estar pendiente de una última hora de conexión. Odio estar enganchada a algo que no puedo conseguir. Odio cuando le baila el reloj en la muñeca, y ahora que lo pienso, odio recordar su risa. 

Lo odio. Y odiarlo me hace desearlo a un más. Porque también odio que me lo pongan fácil, pero una cosa es una cosa, y seis media docena.

Odio no entenderme, y el melón, la sandía y la piña. Me dan mucho asco y eso es otra cosa que no puedo evitar.


viernes, 11 de julio de 2014

Accidente mortal.

Accidente mortal.

Eso nos pasa por ir sin frenos, sin frenos y en contra de la dirección que algún pelele con traje y corbata decidió establecer algún día (probablemente un domingo, que es cuando uno se pone establecer cosas). Como auténticos kamikazes

Mira que nos avisan. ¿Qué no? ¿Y entonces qué lleva haciendo Alex Hubago durante toda su carrera musical? Si no nos enteramos, es porque no nos queremos enterar. 

Qué bonito queda eso que he leído de "yo mido el tiempo en besos, no en minutos". Enhorabuena, ya se te acabará y vendrás llorando, suplicando consuelo y algún insulto gratuito hacia aquel que ahora te da la vida. Porque hasta el más recto de los caminos acaba torciéndose, aunque sea milimétricamente, pero querida, cualquier mínima desviación, se nota, y hace que acabes en la cuneta.