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Porque sobre lo ideal, se ha escrito demasiado.

Soberbios, followers & cia

lunes, 13 de octubre de 2014

Querido, amable, anormal y completo conocido:

Querido, amable, anormal y completo conocido:

Probablemente jamás leas éstas líneas, y de leerlas ni te imaginarás que detrás de ellas, mientras tecleo cada una de las siguientes letras, tengo una imagen fija de tu cara en mi cabeza. Y en el peor de los casos, si las lees y te das cuenta de que no puede ser para otro que no sea para ti, harás como siempre, como si nada ha pasado.

Podría comenzar engañándome, y tratando de engañarte... pero lo primero es complicado, y lo segundo, no tiene ni pies ni cabeza. ¿Fue bonito mientras duró? Pues idealizando y exagerando como exagero e idealizo las cosas... fue, que no es poco. 

Debería darte las gracias por alguna que otra carcajada que no sabes que me provocaste. También por hacerme volver a los quince a ratitos, por dejar de odiar un domingo al año... Gracias a ti, he aprendido a esperar, entrené mi paciencia y también he conseguido mantener mi mal humor a raya. Has hecho que se me pusiera una sonrisa de idiota en la cara, al leerte, y también que lanzara el móvil contra la pared más de una vez. 

He tenido que ser camaleónica, desarrollar mi faceta de actriz y sonreír cuando tenía ganas de levantar una ceja y poner cara de asco. He aprendido a mirar a los ojos, a mentir a los ojos, a morderme la lengua y no tragarme el veneno. Mi psicópata interior ha crecido un poquito también, y como paparazzi no tengo precio. Me ha costado disimular mis malas intenciones durante tantísimo tiempo.

"No me voy a enamorar, no me voy a enamorar, no me voy a enamorar" Dulce excepción hubieras sido... Sobró aspereza, tenías gacho, pero faltaba calor y color, mucho negro para tan poco blanco. Ni querías querer, ni que te quisieran, que más o menos era lo que quería yo... creo. Si soy sincera, ahora que no me lees, cualquier escusa era buena para hablar de ti, y para hablar contigo. 

Debo reconocer que me has marcado, he hecho cosas que nunca pensé que haría. Has abierto puertas que tenía cerradas a cal y canto. Y que te guardo cariño, y que hay alguna otra cuenta por saldar, que ahora no pero... tiempo al tiempo. 
¿Quién te dice que detrás de un nunca jamás no se encuentra algo maravilloso y que merecía la pena probar?
Mal momento para aprender una gran lección, sobretodo si tenemos en cuenta que he vivido rodeada de ni de coña's, ni en tus mejores sueños o ni borracha los últimos tiempos. Me encantó, fue maravilloso, pero se hizo tarde. "Nunca digas nunca", no lo digo y menos hablando de ti, que tienes un yo qué sé, un qué sé yo... que me encanta.

Bueno Marina, ya estás empezando a agradecer de más y a rabiar de menos. Te aseguro que no estoy molesta, y tampoco celosa. Pero llevo mal eso de las sorpresas, no sé si lo sabías. 

Y blá, blá, blá. 

No tengo mucho más que decir, aquí donde te ves, me has dado para un post. Eso no lo consigue cualquiera. Lo mismo a estás alturas te preguntas por el "anormal" del título, no creo que tenga que explicarte que normal, normal... tampoco eres. Quizá sea ese tu as en la manga, aprovéchalo. 

Que te vaya bonito, pero que nos volvamos a ver. 

Atentamente,

Marina Viloria.



lunes, 25 de agosto de 2014

Con lo que fui

"Con lo que yo he sido". 
Últimamente tengo que oír esa frase retumbar dentro de mi cabeza mucho más de lo que me gustaría. 

Pensaba que nunca, nadie, iba a conseguir que yo diera mi brazo a torcer sin yo quererlo. También creía que siempre iba a estar un paso por delante de todos, que nadie conseguiría engañarme y mucho menos imaginé que alguien iba a provocar estas ganas de auto-inmolarme (emocionalmente). Me van los retos, de siempre, no es nada nuevo (y como ya sabéis ), estoy acostumbrada a tener lo que quiero. 

Me he cansado de esperar, de insistir y de esforzarme por entender, o por aprender a entender(le). He entrenado mi paciencia, cosa que no sabía que tenía; pero de tanto tensar, mi cuerda se ha roto. Es lo que tenemos las de la vieja escuela, que estamos pasadas, y en ocasiones, como tú dices, rancias. Tampoco me gustaba esperar pero he tenido que hacerlo, muchas veces al día. Y aquí me tenéis desesperadita, hubiera preferido que nunca, pero llegó tarde. 

Que sí, que una cosa es que me mole la adrenalina y otra cosa, es que ahora vaya convertirme en una Anastasia Steel, y me vaya a gustar que me den hostias, a diestro y siniestro. Mira, déjalo que esto no es lo mío. Por eso he decidido parar, frenar en seco, bajarme aquí y tirar para otro lado. 

He de admitir que esta vez no gané, que no me salí con la mía y que no aguante como una jabata, pero ya escuece. Y otra vez Ramón dándome lecciones "es verdad nunca me dio esperanzas, pero tampoco me las quitó". Efectivamente, no podría estar más de acuerdo, sin mencionar que yo soy muy dada a montarme películas, para bien y para mal... y  necesito realidad, en cantidades industriales.

Nadie va a convencerme de que tomo (o no) la decisión correcta, y tampoco voy a creer que lo estoy haciendo bien. Esta vez, no creo que vaya a perderme nada, como mucho me voy a perder más, si es que no estoy ya lo suficientemente perdida, que yo creo que ya vale, que un poquito más y no me encuentro ni yo. Al grano nena, que te estás liando, (¿yo? me extraña).

No quiero saber nada, el tiempo dirá lo que tenga que decir. Ni quiero sus canciones, ni su risa desembocando en la mía. Ni palabras bonitas, ni desplantes, ni uñas en la espalda, dientes en el cuello... ni su olor. 


miércoles, 23 de julio de 2014

INTOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN

No siempre se consigue lo que se quiere, y os lo digo yo que siempre acabé teniendo todo lo que quería, material o emocionalmente hablando.

Intolerancia a la frustración, eso es lo que tengo. Esto hace que no tenga una capacidad de recuperación emocional tan potente y rápida como quisiera. Me cuesta pararme a analizar la situación cuando alguien desbarata mis planes para buscar nuevas alternativas, digamos que las emociones me juegan una mala pasada, y se apoderan de mi parte consciente y racional. 

Siempre he considerado el dolor como algo innecesario y horrible, perfectamente evitable, pero una vez más estaba equivocada. Es necesario pasarlo mal y sufrir un poquito para aprender a valorar correctamente las cosas que tiene la vida. Que un anochecer significa que a las horas, volverá a salir el sol, y que si este no hubiera salido una vez más jamás volvería a anochecer. 

También creo que tiene que ver con mi falta de paciencia. Nunca me ha gustado esperar, y me gustan las cosas inmediatas y bien hechas. La verdad, es que estoy entrenando mi paciencia últimamente, sobre todo en terreno emocional, porque me he dado cuenta de que esto de ir siempre un paso por delante, hace que de haber alguna piedra en el camino, la primera que caiga, y se de la hostia más dolorosa sea yo. Estoy aprendiendo a ir sobre seguro, a frenar mis impulsos y a dejarme llevar menos de lo que solía hacerlo. Y si soy sincera, ni es tan divertido, ni produce la misma adrenalina, pero a largo plazo es lo más factible.

Puede que la idealidad con la que pienso en el futuro ha hecho que sea aún mayo esta intolerancia a la frustración. Soy la primera que dice que las posibilidades de que algo pase son inversamente proporcionales a las ganas que tengas de que pase. Sí, soy de esas que dice que no deseando que sea que sí "para llevarme la sorpresa" si es así, y sino para ir preparada para una negativa, aunque para que nos vamos a engañar, nunca voy preparada.

Dice wikipedia sobre esto: "Las personas con baja tolerancia a la frustración, al tener una sensibilidad excesiva hacia todo aquello que sea desagradable, no toleran contratiempos, molestias o demoras en la satisfacción de sus deseos y no soportan ningún sentimiento o circunstancia desagradable. Frecuentemente albergan sentimientos de ansiedad, tristeza, agitación, resentimiento, humillación y enfado. Se victimizan y culpan a agentes externos de lo que les pasa."

Y sí, puede que sea una definición bastante exacta sobre mi, pero aún no sale mi foto al lado. Aunque la verdad es que si que sé solucionar problemas, a mi manera. Que no será la más correcta, y tampoco os la voy a contar porque a mi me funciona y no es cuestión de que me la explotéis y deje de servirme, ya lo siento por aquellos que esperaban que les contara lo que hace esta cabecita para acabar consiguiendo lo que desea.

Pero soy así, no creo que sea tan rara, me gustan las cosas rápidas y bien hechas, y estrenar pijama, también me gusta un montón. 

lunes, 14 de julio de 2014

Melón, sandía y piña.

Odio que me tomen por tonta. No sé, es algo que siempre he odiado, porque peco de muchas cosas menos de estupidez. 

Odio cuando no me contestan. No tengo paciencia, nunca la he tenido, y desgraciadamente me temo que nunca la tendré. Tampoco me sirve que me vendan excusas. El haber sido durante tanto tiempo la reina de la mentira, hace que no me fíe ni de mi sombra, y hago bien. 

Odio los domingos, sobretodo los de otoño que son los que más pican cuando no tienes con quién compartirlos. Y no es que quiera estar sola, o que no lo quiera estar... No trato de buscarle un razonamiento a mi soltería simplemente creo que a estas alturas de la película, tengo que aprender a aguantarme yo misma un miércoles para después dejar a alguien que me aguante un domingo.

Ah, y que se me olvide justificar un texto también me da mucho por el culo.

Siempre he detestado que me llamen continuamente por mi nombre "Marina, escucha... Ya Marina pero... Joder Marina..." el pensar en mi tantas veces seguidas hace que tenga ganas de morder, y sin ningún tipo de connotación sexual, más bien animal, instinto asesino más que de supervivencia.

Odio cuando evitan responder a mis preguntas, y sobretodo cuando mi subconsciente hace que de más información de la estrictamente necesaria. Verborrea lo llaman, lengua inquieta y cerebro sin filtros lo llamo yo. Odio a las personas que hablan demasiado, pero odio aún más a aquellas que hablan demasiado poco. Como las expectativas, que nunca se cumplen porque siempre las tengo muy altas.

Odio a los pelirrojos. Bueno no es que les odie, es que siempre me han dado mal rollo, no puedo evitarlo, lo siento en el alma. Y no me fió ni un pelo de la gente con ojos claros, ni de aquella que no es capaz de aguantar la mirada, o la aguanta demasiado, llegándome a intimidar. No me gusta ni el techno, ni ningún tipo de chunda-chunda en general (exceptuando alguna que otra noche a horas intempestivas de la madrugada de la que apenas guardo o guardaré recuerdos...)

Odio la lluvia cuando me pilla por la calle, el viento y los coches amarillos. Los estampados de cuadros, los jeans negros y los zapatos blancos. Detesto llevar el pelo recogido, el color verde y a los asesores de imagen. No aguanto a Pink ni a LP por alguna extraña razón y desde hace algunos meses. 

Odio las parejas que van cogidas de la mano. Si mi ex pudiera dar fe de ello, sabríais que no es porque no tenga con quién sino que siempre me ha dado la risa.  

Pero si hay algo que odio, son las ganas que tengo de besar a ese gilipollas. De que me haga reír hasta que me duela la tripa y de insultarle. De ponerme roja y volverme frágil y tímida, antes de que se me olvide mi nombre y solo sepa pronunciar el suyo. De que me haga sentir estúpida, y de escuchar su voz, aunque como siempre, de eso no voy a cansarme. Odio querer levantar una ceja porque siempre consigue sorprenderme. Odio estar pendiente de una última hora de conexión. Odio estar enganchada a algo que no puedo conseguir. Odio cuando le baila el reloj en la muñeca, y ahora que lo pienso, odio recordar su risa. 

Lo odio. Y odiarlo me hace desearlo a un más. Porque también odio que me lo pongan fácil, pero una cosa es una cosa, y seis media docena.

Odio no entenderme, y el melón, la sandía y la piña. Me dan mucho asco y eso es otra cosa que no puedo evitar.


viernes, 11 de julio de 2014

Accidente mortal.

Accidente mortal.

Eso nos pasa por ir sin frenos, sin frenos y en contra de la dirección que algún pelele con traje y corbata decidió establecer algún día (probablemente un domingo, que es cuando uno se pone establecer cosas). Como auténticos kamikazes

Mira que nos avisan. ¿Qué no? ¿Y entonces qué lleva haciendo Alex Hubago durante toda su carrera musical? Si no nos enteramos, es porque no nos queremos enterar. 

Qué bonito queda eso que he leído de "yo mido el tiempo en besos, no en minutos". Enhorabuena, ya se te acabará y vendrás llorando, suplicando consuelo y algún insulto gratuito hacia aquel que ahora te da la vida. Porque hasta el más recto de los caminos acaba torciéndose, aunque sea milimétricamente, pero querida, cualquier mínima desviación, se nota, y hace que acabes en la cuneta.


miércoles, 23 de abril de 2014

Escusas baratas

A la piel le va el azar, pero el corazón necesita algo más duro, como mínimo planes para el futuro. 

La piel no entiende de celos, de sentimientos, ni de mentiras. Solo de ganas; de calor y de ganas, mejor dicho. Es hacer las cosas de manera irracional, buscando el placer por el placer, de manera inminente, sin pensar en el futuro y mucho menos en las consecuencias. Está bien dejarse llevar, actuar de manera impulsiva y disfrutar del aquí y ahora. Cuanto antes aprendas a disfrutar esos momentos antes te darás cuenta de la importancia de todo lo demás. Dejarse llevar implica no rendirle cuentas a nadie, sino llegar y rendirte tú. Ni fuerza de voluntad ni hostias, sucumbir a cualquier pecado, capital o no. Es disfrutarse, como una inyección de adrenalina, sin analizar ni pensar. Hacer y dejarse hacer. Disfrutar y dejarse disfrutar. Cuatro paredes, una cama, dos cuerpos.
Que qué va a pasar después... Ni lo sabes, ni te lo planteas, ni te importa. No hay ni planes, ni esperanzas después de un cigarrillo. Todo fluye, nada se estanca y tú, que sigues con esas ganas.



Pero llega un momento en el que ya no vale solo con disfrutarse, con dejarse la piel en dejarse llevar. No. Llega el momento en el que necesitas algo más, y en ese preciso momento, estás perdida. Se acabó. Y te quedas esperando desde el momento en el que desaparece, vas contando los besos que te debe y esperas a que algún día de los de. Se resume en esperar, esperar desesperándose. Y si de algo sé es que esperar no ayuda, retrasa y duele.

Por eso yo ahora me conformo con tenerle de excusa, una excusa muy grande para comerte mejor. 

miércoles, 12 de marzo de 2014

Coffee time.

Un café el lunes.
Quedar a comer, el martes.
Los miércoles, una cañita a media tarde.
Jueves de cine.
Viernes de cena.
Una copa los sábados.
Pasarse los domingos debajo de una manta en el sofá.



domingo, 16 de febrero de 2014

Valiente cabrón.

Llevo muchos días intentando escribir algo y que ese algo esa digno de ser publicado, pero he escrito cosas que me dejarían demasiado vulnerable ante vosotras, y no quiero ni imaginar si lo leyera o leyese algún que otro él. Pero bueno, allá vamos.

lunes, 20 de enero de 2014

Rain.


Hoy me he puesto ñoña. Puede que sea esta fría tarde de invierno, que sin duda me apetecería no pasarla sola, o tal vez la música de los 90 que suena a todo volumen entre estas cuatro paredes. El caso es que me he puesto a pensar en ese beso bajo la lluvia, un beso que se me quedó tatuado en la memoria y me viene a la mente cada dos por tres. Ese beso me sirve de inspiración, cuando mis manos resbalan durante horas por este teclado sin formar frases coherentes o que merezca la pena publicar.

domingo, 12 de enero de 2014

Un complejo por cada par de zapatos.

"¡Buenos días princesa! He soñado toda la noche contigo. Íbamos al cine y tu llevabas aquel vestido rosa que me gusta tanto. Solo pienso en ti princesa, pienso siempre en ti, y ahora..." 

Que no, que yo no me creo estas cosas. Es cierto que con un "princesa" o un "pequeña" mis defensas bajan, y me quedo con cara de estúpida. Pero que no, que a mi no me engañas, ni tu ni nadie. No he vivido tanto como para decir que ningún hombre va a volver a hacerme daño, pero yo estas chuminadas no me las vuelvo a creer. 
Está muy bien ver películas en las que tras el peor desastre de la historia y la ruptura más dura jamás contada, ella va a marcharse del país y justo cuando el avión está a punto de despegar, llega él y la dice que la quiere y que todo lo que ha pasado le da igual. Eso, solo pasa en las películas, y si resulta que mi vida es una, he de decir que no sé quién coño habrá escrito esta mierda de guión, pero que le despidan ya.

lunes, 6 de enero de 2014

#ReinasDeLaMaldad Delia

En este primer post del año, os presento a Delia de Mon Coin de Mode. La verdad es que a parte del tener un blog maravilloso, del que hablaré ahora, es una suerte haber tratado con ella porque es un encanto de persona. 
¿Qué podemos encontrar en Mon Coin de Mode? Moda y estilo, y con un gusto extraordinario. Delia, tiene una sensibilidad especial al hablar de moda y tendencias. Realmente en cuanto a blogs de moda, aunque no es uno de los míticos y de los más conocidos (bueno, tiempo al tiempo) es uno de los mejores que he leído. Además es en el primer blog en el que colaboro, así que eso le hace aún más especial. Como ya sabéis, hace mucho que no actualizo mi blog de moda, pero en su blog he escrito sobre ello, podéis leerlo aquí .