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Porque sobre lo ideal, se ha escrito demasiado.

Soberbios, followers & cia

martes, 24 de diciembre de 2013

Noches y buenas.

"...Con lo que ella ha sido, y ahí la tienes en un rincón. Eso la pasa por esperar amaneceres deslumbrantes, al lado de príncipes despreciables que venderían su alma por otra copa de ron. Fue sirena en mil y un bares, pero lo único que la importaba era que aun metiéndose en la cama con cientos de piratas, despertaba siempre sola, con una resaca de vértigo y la vergüenza entre las sábanas. Fue musa de más de un poeta, que hubiera dado la vida por colarse entre sus piernas. Todas las noches eran buenas, acababa bailando en la barra de cualquier bar, borracha y contenta de ser quien era. Ellas querían ser como ella, ellos querían hacerla suya. Fue inspiración, envidia, tentación. Fue el sinónimo más exacto de perfección. La suerte no la sonreía, era ella quién sonreía a la suerte.

Fue envidiada y deseada, lo tuvo todo pero quiso más..."


Reinas de la Maldad, lo primero deciros que volví a escribir sobre moda, esta vez en el blog Mon Coin de Mode donde he sido tratada casi como una reina. Os invito a que leáis, sigáis y comentéis este blog que tanto me gusta. Y en segundo lugar ¡Feliz Navidad!. Espero poder hacer un post de recopilación de este año, y que lo disfrutéis. 

Siempre vuestra, nunca suya.

domingo, 15 de diciembre de 2013

HE.

Digamos que a día de hoy son nuestro talón de Aquiles. Además, ellos lo saben, y no tienen suficiente con saberlo, sino que se aprovechan de que nosotras perdemos los papeles y nos comportamos como autenticas lobas cuando están cerca. Nos acobardan. Tienen una habilidad innata para hacernos sentir muy pequeñitas, aunque somos muy grandes. Siempre acaban destruyéndonos o haciendo que perdamos la cabeza, el norte el sur y todos los puntos cardinales, pero ellos son los únicos que pueden reconstruirte, los únicos que hacen que recuperemos el sentido.
No nos conviene caer en sus garras a la primera de cambio, pero nos encanta sentirnos deseadas, poderosas y sobretodo, sentirnos suyas, sentir que ellos son nuestros. Son capaces de hacernos reír, y de sacar las uñas si vemos que "hacen reír a otras". 

domingo, 1 de diciembre de 2013

Un par de ellos más.

Te iba a pedir que me dieras dos minutos, pero conociéndome como me conozco se me atropellarían las palabras entre sí y acabaría dejándome un montón de cosas en el tintero. Voy a dedicarte unas líneas, a ti, siéntete afortunado que estas manos no escriben a cualquiera. A ti, que puede que ni siquiera te haya conocido, a ti, que si te conozco, no sé que eres tú. 

Te estoy esperando. Estoy esperando que compartamos los domingos, que pongamos una peli y que intercambiemos besos en el sofá. Que me hagas cosquillas hasta que me duela la tripa y me acaricies el pelo, ponerte morritos, incluso pegarte un par de gritos pidiéndote que pares ya. Estoy esperando que dibujes con tu dedo en mi espalda, y adivinar qué quieren decir tus caricias. Pasear de la mano, todo muy empalagoso, porque a día de hoy es lo que me apetece, las cosas pastelosas y edulcoradas. Que me beses sin dejar que pare de sonreír y que me cantes al oído cualquier canción a la que le hayamos otorgado la categoría de nuestra.

También estoy deseando conocer tus manías y tus vicios. Enfadarme, porque tú, como todos los hombres quieras pasar unas horas con tu querida consola, con tus colegas, o con tu querido equipo de fútbol. Me apetece un montón que me retes, a lo que sea, a dejar de fumar, a dejar de salir, o a empezar a tocar el ukelele. Me apetece sentir eso que hace mucho que no siento, ganas de morder a alguien, ganas de jugarme la vida, y ganas de quitarte hasta la piel.

Te iba a pedir que me dieras dos minutos, pero conociéndome como me conozco, se me haría muy difícil dejar que te marcharas una vez hubieran pasado. Así que mejor te doy un par de ellos más para que te presentes, y a partir de ahí, solo te pediré el resto de nuestras vidas.