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Porque sobre lo ideal, se ha escrito demasiado.

Soberbios, followers & cia

miércoles, 31 de julio de 2013

Recuérdame.

Estamos hechos de recuerdos. Físicamente formados por más de un 90% de agua, emocionalmente cimentados más de un 90% en recuerdos.

Vivimos para crear recuerdos. Recuerdos que en ocasiones nos hacen sonreír, suspirar o llorar. Otras veces la formación de un recuerdo, y su almacenaje, nos hace aprender. Probablemente las grandes lecciones las asociamos a malos recuerdos, porque con lo bueno no aprendemos, disfrutamos.

Hay ciertas cosas tan traumáticas que decidimos olvidar, ocultar entre tantas cajas repletas de momentos, eclipsando esas grandes lecciones que de no haberlas obligado a perecer en el olvido nos hubieran ayudado a evitar volver a cometer errores similares y con ellos las catastróficas consecuencias.
El ser humano vive construyendo recuerdos y muere dejando su marca personal, su propio recuerdo. Las personas no mueren cuando sus órganos dejan de funcionar, mueren cuando su recuerdo se pierde, cuando su historia es olvidada.

Hay que organizar los recuerdos, no puedes tenerlos todos tirados sin un órden ya sea cronológico o prioritario y hay que asociarlos a ciertas cosas físicas y sensoriales para que no se pierdan.
Olor a bronceador, aquel verano de sonrisa permanente. Esa canción y esos ojos que se clavaban en los tuyos cuando sonaba. Ese vestido que te pusiste el día que lo conociste... Capacidad de observación, que no se te escape ningún detalle.

Pero no se puede vivir de recuerdos, atascarse recordando impide formar nuevos recuerdos. Risto Mejide dijo que si tienes más proyectos que recuerdos, es que estás vivo. En cierto modo, tiene razón. De todos modos la tiene. Lo mejor es recordar a poquitos, sin premeditarlo, recordar lo bueno y lo malo un ratito para que no se oxide. Y después seguir andando, buscando crear nuevas historias que en próximos inventarios emocionales, tendremos tiempo de recordar.

Y ahora, con todos esos recuerdos, ten el valor de decir que me has olvidado. Que ninguna de esas taras emocionales (recuerdos) que protagonizamos juntos no te ha hecho sonreír. Olvídame si tienes huevos. Olvidanos si quieres morir.

REINAS DE LA MALDAD. TENGO QUE INFORMAROS DE ALGO. UNA DE LAS COSAS MÁS BONITAS QUE ME HA PASADO ESTE AÑO, ESTE VERANO. HE COMENZADO UN NUEVO PROYECTO EN FORMA DE BLOG CON MI HERMANA. OS INVITO A QUE VAYAIS TOMANDO CONTACTO CON EL BLOG, QUE OS VAYAIS SUSCRIBIENDO PORQUE PRONTO ARRANCAREMOS A TOPE. NO SERÁ SOLO UN BLOG DE MODA, NO SERÁ UN SIMPLE DIARIO EMOCIONAL DISFRADADO DE HISTORIAS AGENAS. SERÁ EL MANUAL DE CUALQUIER MUJER. SE LLAMA UN BILLETE A MALIBÚ Y ESTÁ A VUESTRA ENTERA DISPOSICIÓN.

Me, myself and... ¡Ay qué tonta eres!

"Si no te quieres tú ¿Quién te va a querer"

Me paso la vida viendo como mucha gente "se quiere" tanto que no deja espacio para que los demás les quieran un poquito. Y cuando digo "se quiere" me refiero a ellos mismos. Un amor propio sobrealimentado por ellos mismos a base de horas frente al espejo y cumplidos en su mayoría innecesarios.
Esa clase de personas que elevan su físico a la máxima potencia y alardean de unas cualidades psíquicas inexistentes (Dime de lo que presumes...).

Esa clase de personas que piensan que ellos son los que decidirán cuando acabar una relación por ser más atractivos que sus parejas y por ser fáciles de introducir al mercado.

Esas personas deberían andar alerta. Más de uno y de dos ya tiene un bonito pack de cuernos solos por participar en una relación al margen de si mismos.
Porque no seré yo quien diga que el físico no importa pero... ¿Para qué quiero una funda sin tener el móvil?

Una funda, se puede cambiar muchas veces, cada día de un color y un estampado diferente pero el móvil no es tan fácil de cambiar. Y al que me diga que tiene un iPhone de quita y pon, que deje de leer que no me está entendiendo.

A lo mejor, ella no te gana en apariencia, pero te gana en prestaciones y servicio. Es lo que tienen los móviles un poco más viejos que ya se entienden, te traen recuerdos y la batería dura mucho más. Serás el último modelo, tendrás WhatsApp, Line, We Chat y la carcasa más guay del mundo. Pero deberías de saber que a lo mejor, él de vez en cuando coge su móvil viejo y manda sms, juega al snake y escucha politonos.

Es lo que tiene quererse tanto a uno mismo, que te impide ver que hay más allá de ti. Y antes de que te des cuenta, ya te han cambiado, te están egañando y utilizando. La culpa la tiene ese espejo que no deja de reflejar tantísima belleza ¿No?.

Reinas de la maldad, metáforas a parte. Nunca he tenido el ego demasiado subido, pero la poca capacidad intelectual de algunas personas hace que mi ego (si es que también hay que denominar así a la parte psíquica de quererse) aumente.

Este fin de semana, he tenido la oportunidad de hablar mucho sobre mi blog y de recibir alguna que otra sorpresa de una lectora. Una reina de la maldad de los pies a la cabeza. He recibido consejos de otra y muchas felicitaciones de otras poquitas más.

Mi Twitter, como ya sabeis es @maarviloria y utilizo el mismo user también en Instagram (donde encontrareis algunos micro-post)

Siempre vuestra, nunca suya.

Marina Viloria

jueves, 25 de julio de 2013

Ánimo Galicia.

En días como hoy es en los que se demuestra la bondad de las personas.

Personas, como tú y como yo. Algo tan habitual como un vagón de tren, por el que pasan miles de historias diariamente. Me duele imaginar que alguna de las personas que ha perdido la vida tal vez iba a pedir matrimonio a su pareja, a ver a sus hijos, a cuidar de sus padres o ese tren formaba parte de su rutina.

El ser humano, es frágil. Muy frágil. Nos la jugamos diariamente, no valoramos la vida lo suficiente como para llamarla nuestra. Y un día, sin riesgo aparente, la vida se nos va.

Soy incapaz de imaginar el dolor de esas familias que perdieron a quien más querían. Incapaz de imaginar la angustia de todas aquellas que aún siguen tratando de saber si su seres queridos aún siguen aquí o se marcharon ya no sé dónde.

En días como hoy, te paras a pensar y te das cuenta de todo lo que te queda por hacer, todos los "te quiero" que aún no has dicho y todos los abrazos que no has dado. En días como hoy, te recomiendo que lo hagas ya, que no dejes que pase ni un segundo más. Porque en días como hoy, te das cuenta de que nunca sabes cuando se va a terminar esto.

Solo me queda, pedir a todos aquellos que creen, que rueguen por las almas de todos aquellos que no decidieron marcharse pero se han ido. Mando toda la fuerza y todos los ánimos que puedo ofrecer a las familias que dificilmente van a encontrar consuelo sino es abrazando a quienes buscan. Espero que los encuentren, vivos, y tengan la oportunidad de decirles lo que muchas otras familias no pudieron decir a quienes ya se marcharon.

Mucho ánimo Galicia.

España entera está contigo.

Marina Viloria

miércoles, 17 de julio de 2013

Las penas en vaso ancho y con mucho hielo

La barra llena de vodka, un chupito por cada mentira que sonó a verdad, dos por cada beso que supo a gloria, tres por cada "te quiero" de quita y pon. Trato de que todos esos "¿Por qué?" que rondan mi cabeza guarden silencio, mueran sin miramiento, ni compasión, trato de dejar de buscar respuestas que no voy a encontrar.

Más alcohol, más lágrimas. En vaso ancho, y con mucho hielo. Siempre.

Sigo notando sus ojos en los míos, recuerdo ese momento en el que me juró amor eterno. Era lo más bonito que me habían dicho nunca, era otra mentira más.

Ahogo las penas en alcohol, en alcohol y hielo. Trato de nublar mis pensamientos con el humo del tabaco. Es inútil, esa voz no calla. Su imagen no desaparece de mi mente.

Vuelvo a llorar. Otra vez. Dolor, rabia, impotencia... Aprieto el puño y me clavo las uñas. El dolor físico no es comparable al dolor psíquico, emocional.

Sigo bebiendo, fumando, llorando y perdiendo cualquier ápice de esperanza, de dignidad.

Joder, cómo pude dejar que mi vida se convirtiera en una mentira. En qué momento se me ocurrió dejar que mi felicidad dependiera de él. Hijo de puta, a besos te creí.

La música taladra mis oídos. Intercambio mi dinero y mis ganas de vivir, por copas que intentan sustituir sus caricias. El hielo enfría, pero no consigue hacer que duela menos.

La garganta destrozada repleta de sollozos ahogados. La cartera vacía. Mi ánimo como el hielo, derretido e inexistente. Otro fin de semana sin su cuerpo. Otra noche sin su olor en mi almohada. Otra estúpida que ha perdido la vida por estar enamorada.

Vuelvo a casa. Malherida. Como cada día. Como cada día desde que se fue.

domingo, 14 de julio de 2013

Adicción.

Las cosas cambian. Todo principio viene detrás de un final, la mayoría de las veces, un amargo final

Es como el sol, sale, se pone, y vuelve a salir. Nada es constante ni permanente, ni siquiera los sentimientos.

De nada sirve quedarse encerrado entre toneladas de recuerdos, anclado a un pasado que no va a volver. ¿Sabes? Ahí fuera hay un mundo lleno de personas increíbles, dispuestas a hacerte feliz, y también un montón de decepciones y fracasos que irás recolectando con los años. 

Crecer, reinventarse, vivir. Parece que no hay salida ante el dolor, pero tarde o temprano la encontrarás (la encontraré yo también). Más que en olvidar, creo que el truco está en superar. 
A mi, las relaciones fracasadas me recuerdan al tabaco. Tú, fumas. Sabes que es malo, no solo para tu salud sino también para tu economía. Hay muchas cosas que son mucho más difíciles de hacer si eres fumador, como correr la maratón. Pero sigues fumando. ¿Por qué? Ya no es porque te guste, es por puro vicio, pura costumbre, rutina, hábito. Te planteas dejarlo, y como que te entran más ganas de fumar. Lo "intentas" mil veces pero no puedes. No te engañes, tampoco quieres. 

Lo mismo pasa con el dolor, con echar de menos. Esa persona ha sido parte de ti mucho, pero que mucho tiempo. Te duele recordar, te duele ver, leer y escuchar cualquier cosa que tenga que ver con esa persona. Decides olvidar, pero es imposible. Tampoco lo intentas realmente. Te torturas escuchando esa canción, viendo esas fotos y mirando su última conexión de WhatsApp, rogando al cielo un mensaje, una segunda  tercera o decimonovena oportunidad. Nos volvemos adictos al dolor, a sufrir.
El ser humano, como buen kamikaze necesita tirarse piedras contra su propio tejado. Pero de nada sirve llorar por tantos "para siempre", por todos aquellos "ojalá"

Sientes que pasa el tiempo y todo sigue igual, que no lo vas a superar. Que el hueco que esa persona dejó es tan grande que jamás conseguirás llenarlo. No va a volver. Es mejor que lo sepas ya. No intentes comprender por qué se fue, no dibujes corazones con su nombre, no cierres los ojos al oler su perfume. Que tus oídos aprendan a no escuchar su voz, deja de torturarte con esa canción y sobre todo acostúmbrate a que esa persona y no forma parte de tu rutina.

No quiero ser yo quien rompa tus esperanzas, quiero ser quien te abra los ojos. Porque aquí donde me ves, tratando de aconsejar a cualquiera que esté en esta situación, estoy como todos los que se identifican con esto que he escrito.

Solo, os deseo suerte, y sobretodo paciencia y fuerza que las grandes adicciones no se superan en un par de días.



Reinas de la Maldad. Cada vez actualizo menos, lo sé. Y me niego a prometeros que lo haré más a menudo porque la inspiración me llega cuando la da la gana. Además, ahora soy rubia, y me cuesta más... 
. Disfrutad del verano, aunque cueste. Porque lo que me encanta el verano es que tiene la capacidad de volver posible lo imposible. 
Me teneis en Twitter @maarviloria para cualquier amenaza, insulto o felicitación. Y como ahora soy una moderna, estoy también en INSTAGRAM @maarviloria , donde cuelgo algunos "mini-post" o proyectos de entrada. Feliz verano.

 Nunca suya, siempre vuestra.

Marina Viloria

miércoles, 3 de julio de 2013

Querría querer, pero no quiero.

Quiero, pero no puedo. Esa frase ha marcado mi vida los últimos meses. Y eso que llevo media vida escuchando que querer es poder.
Creo que mi problema es que no quiero querer. Lo difícil no es olvidar, lo verdaderamente jodido es estar convencido de querer hacerlo.
Porque al final, olvidar no es más que desprenderse de un trozito del pasado, de un cachito de eso que te hace ser quien eres. Olvidar es poner punto y final, es borrar, es desprenderse de aquello, que aunque ahora te atormente, alguna vez te hizo feliz.
Somos egoistas. Aún no he oído a nadie que quiera dejar de recordar las cosas buenas. Lo que últimamente nadie piensa es que las hostias que nos da la vida, nos hacen más fuertes. Acabamos haciéndonos inmunes al dolor.
Aunque duela, escueza, pique e irrite hasta lo más profundo de nuestras almas, olvidar no es solución, es solo un analgésico, alivia, pero no cura.
La verdadera solución a todos nuestros problemas, está en establecer prioridades y tener presente que lo que hoy duele, mañana servirá de esperiencia.
Cuanto más profundo has caído, más difícil es subir no hay que olvidar la hostia que te has metido sino reflexionar sobre el por qué.

Reinas de la Maldad, un milenio después he vuelto a publicar. Han pasado un montón de cosas desde la última vez que estas letras se deslizaron por vuestras pantallas pero he vuelto. Con mis recién estrenados 19 años, sigo teniendo los mismo quebraderos de cabeza. En próximas entradas, entendereís lo que quiero deciros. Disfrutad del Verano.
Siempre vuestra, @maarviloria